Este 2016 tuvimos la ocasión de poder comprobar el valor del esfuerzo y la colaboración de un pueblo.
Ocurrió en Utiel, municipio de la Provincia de Valencia. En el borde fronterizo de Castilla la Mancha al menos climatológicamente del lado de la meseta. Administrativamente del lado de la vertiente Mediterránea.
Hace ya unos 250 años como dice el slogan, un grupo de colmeneros y agricultores se encontraron con un verdadero problema uno de los años que no llovía ni por morir. Sin saber por qué camino “echar” se encomendaron a la virgen del Remedio. Trámites ante el Corregidor de turno se convirtieron en la correa de transmisión que intercedió ante las autoridades religiosas para poder bajar la patrona de la ermita de la Sierra donde mora la mayor parte del año.
Quedó en la iglesia de la Asunción de la Villa para que se le solicitase agua, que finalmente llego a raudales, causó el efecto deseado y el corrió por vegas, caminos y vaguadas sin cesar. Como agradecimiento las buenas gentes de Utiel, escriben los cronistas, encendieron tantas velas dentro de la Iglesia como abejas tiene una colmena.
Esta segunda edición, en que los organizadores han tenido la excelente idea de dotar a la civico-republicana fiesta del año 2015, de un retazo de historia, han hecho carne viva, palabras, gestos, sonidos y aún llama, aquel suceso que reúne hoy más gentes que abejas quizá tiene una colmena. Algo que no suele ocurrir en todo el año con ningún acto ni acontecimiento.
La pena es que la Iglesia de la Asunción que entonces fue testigo en su interior de la llama viva de un pueblo, hoy, 250 años después, está en una situación deplorable y cariacontecida.
Muy vieja y poco atendida en sus necesidades “restauratorias” a lo largo de los años, en esta segunda edición ha sido testigo mudo del injerto del legajo histórico en el ADN de la recién estrenada fiesta, y que prendido el mismo, poseerá a partir de ahora una estructura y fuerza poco corriente en las costumbres de la Ciudad, donde casi todas las cosas se hacen a “bote pronto” y sin mediar palabra y menos historia, recuerdo o libraco clásico que nos marque el modo y manera de hacerlo.
Debe ser que está cambiando la ciudad y sus ciudadanos, y muestra de ello la dan todo lo que va ocurriendo y que en los 250 años a la luz de las velas se aprecian, aun siendo una luz no excesivamente penetrante ni deslumbrante…
Y es que muchas veces un ligero destello, una titilante llama que chisporrotea en la cera de unas obreras posee más energía, más carisma y más claridad que la propia luz del sol.
Parece que Utiel empieza a creérselo… y eso forma parte del secreto del éxito. Y…
Realmente esto no ha hecho más que empezar.