El fin de semana previo al 16 de Enero anunciaban los meteorólogos de todas las cadenas de TV nieve, fríos, o lluvias, o sea, lo que todos estábamos esperando teniendo en cuenta que había comenzado el año 2012 y habíamos dejado atrás un largo Otoño seco, y anómalo respecto de sus temperaturas habituales. Calorcito durante el día y rarezas a la caída del sol y por la mañana para hacerles decir a la gente: ¡¡oye pero que no hace frío éste año eh!!!, Así cada día con todos los que te topabas.
Bueno, pues por experiencia, el frío llega en las Terrazas de Utiel-Requena, eso es seguro.
Y llegó pero no el día 16 como decían los expertos, resultó la noche del 16 al 17. Curiosamente esa mañana estuve en la ciudad de Requena hacer unas gestiones.
Me encontré en su estupenda Avenida un Consejero del CR de U/R de una aldea periférica de Requena por el sudoeste.
La plática en estos lares y después de un reseco Otoño es: No nieva eh!!, será esta noche me dijo con seriedad y sin mapa delante ni pantalla que le encuadrase. Me marché despidiéndole con perplejidad. ¿Ésta noche va a nevar?? ni me pasaba por la cabeza.
Pues esa noche plateó los suelos y envainó de blanco las espadas de los sarmientos, aquellas grises nubes de los primeros días del 12.Había estado el 16 haciendo unas sesiones de fotos en el viñedo aprovechando unos días de vacaciones. Volví el 17 a los mismos lugares a pintar de blanco las cepas que el 16 había digitalizado negras. Unas muestras dejo en el post.
Hace tiempo que me estoy “urbanitizando” en exceso dado mi trabajo. Estoy casi fuera del mundo rural, la caja de mi genética. Cada vez que salgo a “cazar” imágenes y pateo los suelos, visito los lugares, siento los “quejios” del “matacabras” en mis mejillas, que me las deja como porcelana, mis manos que al poco de sentir sus soplidos gélidos se articulan tan mal que parecen de madera, o los pies que aún dentro de las botas no cogen ni 33º, noto que yo formo parte de esto y del matacabras, del poniente, del traicionero solano y del ardoroso castellano que puede hasta hacerte sudar en la nevera. Si no que se lo pregunten a nuestros vecinos de la huerta de Valencia que al Castellano (viento) le temen más que a la tristeza del naranjo.
Reconvertiré la estructura de los post de ésta páginas. A buen seguro que iré olfateando y esbozando una serie de nuestro entorno y mundo rural dejando un poco de lado los coloridos, el gentío, el ruido, el cemento y el CO2 que tan a gusto destroza nuestros pulmones, a sabiendas en la “gran manzana” y es metafórico pero por referirme a cualquier gran ciudad.
La vida sana, apacible, sensata, equilibrada, rica en matices y colores, ruidos y sensaciones de la naturaleza, deja insatisfechos a muchos, por falta de “marcha”, pero no por ello debe dejar de ser la guía para otros, que desean vivir en matrimonio con tan bella, sensata y amante señora.