Hemos tenido la ocasión de pasar la última semana de Agosto en la isla de Mallorca. Ya la conocíamos, ya, pero siempre nos sorprende. Desde que podemos ira a casa de familiares nuestra visita a tan maravillosa isla no es igual ni parecida a cuando vas de hotel o apartamento en plan turista.La placidez de estar en casa de alguien que te quiere y a quién correspondes sin ningún género de dudas, te hace ver la isla de otro modo. Mallorca se convierte así en un lugar que se adhiere a tu piel y forma parte junto a tí de tu “humaecosistema”, mientras permaneces en ella. Hemos visitado sin prisas lugares maravillosos, y más que habrá por supuesto, que desde luego visitaremos en ocasiones posteriores. Pero siempre quedo sorprendido de la duración del tiempo en la Perla. Las horas lo son, pero muy largas, duraderas, no te das cuenta pero tienes tiempo de todo. Las aguas que rodean la isla lo hacen de forma primorosa, transparente y delicada. Acarician las orillas como si no deseasen hacer la más mínima mella en sus suelos, en sus arenas en sus rocas. Magnífica Mallorca que acoge sin reservas a todos aquellos que la visitan, generosa y amable. No hay islas así en el Mediterráneo, pueden ser de otro modo pero nunca podrían llamarse con todas las letras: Mallorca la bella.
jose alphonso
Totalmente de acuerdo con tus comentarios respecto a Mallorca. ¿Qué voy a decir yo que desde que vine a esta isla por vacaciones quedé prendada del lugar? Y no conforme con esto, decidimos hacer las maletas y emprender una nueva vida aquí, lejos de las estresantes urbes.
Para los que amamos este lugar y lo disfrutamos cada día, es todavía más gozoso saber que quien viene se va con tan buen sabor de boca, “tocado” por dentro gracias a este sitio mágico donde, efectivamente, el tiempo pasa más lento, o al menos con más “gracia” que en otros lugares. Y si a eso le añades saber que volverán, que repetirán la experiencia, con el ansia de descubrir nuevos rincones, cobra mucho más sentido estar por aquí cuidando de este cachito de tierra embellecido por tan galán mar, para que a la vuelta siga sorprendiendoos con al menos la misma intensidad.
Un fuerte abrazo isleño, y besitos con sabor a sal.