He tenido que viajar a Mallorca por motivos laborales, pero familiares. En Septiembre mi título de padre que he llevado orgullosamente durante 32 años, se enriquecerá con el de Grand Pere, como le llaman los franceses al hecho de que tus hijas o hijos, tengan descendientes a su vez,  y tu subes o bajas un escalón. Elije el “rajoyismo” que quieras. Mallorca es un paraíso. No es un tópico. Es una reasol_mallorca lidad, una realidad que se viste de azul turquesa en sus aguas, te serena una vez pisas sus suelos, y deseas no volver aunque sea un deseo escondido. Me marché un día a la  parte vitivinícola de Mallorca: Fui a Binissalem. Me encontré con un tronco de olivo, como en mi vida había visto, entre tres personas quizá pudiese rodearse. No colocaré ninguna fotografía, pero las tengo por si alguien necesita meter el dedo en la llaga. Estaba en la puerta de un restaurante cafetería llamado la Olivera en mallorquín, sujeto al suelo al suelo. De retorcida madera  y hueca además. Ya podrían en más de una ciudad vitivinícola decorar de forma similar sus rotondas como esta de Binissalem, la traigo hasta aquí, a mi me ha parecido preciosa, a pesar de que cuando se instaló levantó comentarios de todo tipo en el municipio. La parte o pieza central era el tipo de vasija o depósito típica de Mallorca para guardar o almacenar vinos. La mitad es madera de algarrobo, la otra mitad madera de olivo. Curioso verdad  !!! Mana de su grifo un liquido que semeja vino. Están mejor las plantas de las barricas cortadas de los lados en ellas, que en frías y pesadas macetas o macetones de metal, como están acostumbrados los arquitectos y paisajistas a decorar plazas y jardines. Las plantas los odian. Ven éstas como enladrillan, como tapan la tierra del suelo, con losetas de mármol, de cerámica, y a ellas las colocan en tubos de metal en los que la vida es imposible en condiciones normales. En circunstancias como la de los mantenimientos municipales, el “acabose”. En Mallorca antes de la invasión filoxérica hubo un censo de 39.cartel_binissalem_señalizador000 has de viñedo, Sí, he dicho casi 40.000 has. Hoy en Binissalem hay 640 has. que cultivan 147 viticultores. Unas 16 bodegas elaboran caldos excelentes de todo tipo, sobre t odo en tintos con la presencia de la variedad autóctona Manto Negro y blancos con la variedad Prensal. La introducción de variedades como el Cabernet o la Syrah han dado un cierto toque personal a los vinos elaborados, dado que las condiciones personalísimas del clima de las islas puede estar haciendo  en esas variedades foráneas mostrar capacidades  de sus partes  ocultas de las mismas que en otros lugares no muestran ni por ensueño. A la destrucción del viñedo por la filoxera, le sustituyo en el orden de los cultivos primordiales el almendro que durante años, muchos años, modeló un nuevo  skyline en el paisaje isleño. A ello le sucedió el cemento y el visitante del  norte, que no las pateras del sur y el agro en Mallorca se convirtió en un bien a conservar por todos los medios posibles. Visitamos Tyanna, la última bodega construida en Mallorca, una prodigio arquitectónico y tecnológico en la suave y húmeda  llanura que hay entre Binissalem e Inca, a los pies de la Sierra de Tramuntana a decir de los propios del lugar, que no Tramontana. La elevación citada de la isla es el guardaespaldas del viñedo de Tyanna, al que protege de esos vientos fríos y a veces comprometidos. Una extensión de 20 has.  alimentan primordialmente una bodega de paredes “evanescentes”, etéreas, y al aire, reflejo de los muros típicos de los campos de Mallorca. Hemos degustado un par de tintos: Ses Nines, envejecidos en barrica 6 y 14 meses. Magníficos, el primero elegante y sabroso. El segundo necesita dormir un poco más Es curioso que en la tv publica de Mallorca lleve 3 temporadas una serie cuyo título “lagrimas de sangre” en referencia al vino, cuenta la historia de una familia vitivinícola Isleña, y 3 años después ha empezado una igual en la península. Curiosa la importancia del vino en un lugar que casi es litúrgico y de coleccionismo por sus volúmenes reducidos y por su personalísima calidad. No puedo evitar sorprenderme de ver en las casas de los pueblos de Mallorca, unas puertas de acceso a las viviendas hiper limpias con sus herrajes siempre listos para desfilar en una pasarela. Da igual a qué pueblo vayas: los he visto en Algaida; Binissalem, Llucmajor, en todos, en todos, que agradable a los ojos de los visitantes, y de los propios.