La Primavera es una de las estaciones más deseadas. En nuestra tierra del Territorio Bobal, con unos inviernos tan largos y tan fríos, el deseo de que llegue la Primavera no sólo es bucólico, es práctico. Con su llegada se apagan las calefacciones de las viviendas, que sean a Gas-oíl, Eléctricas, o de Gas, tanto “monta, monta tanto” , es un alivio para los bolsillos. Las personas dejan el encierro o “hibernación” del oso y salen a la calle buscando los primeros rayos de sol decentes, y calientes y, volvemos a relacionarnos, incluso con los vecinos. Cosa que en invierno… ni eso.
Lo cierto y verdad es que todas las plantas hacen “acto de presencia” con sus brotaciones, sus colores, su “gracia”, en definitiva con su vida renovada cada año.
Pues éste 13 ha sido un poco gafe el pobre. “Ríos de agua del deshielo, torrentes de lluvias abusonas, regaron campos y huertas, montes y valles y todo como por encanto renació.
El Viñedo tan falto este año de aguas otoñales y también invernales, pues en invierno por nuestras tierras raramente llueve, acogió esas aguas citadas como una auténtica bendición. Pero tras ese golpe de suerte o de “prestidigitador” llegó el tan temido viento del norte o noroeste y además de bajar las temperaturas, con su unión con vientos húmedos y cargados de lluvia del Levante, llamados por nosotros Solano, han traído granizadas, al menos 3, en la mitad última de Mayo. Bajada de temperaturas. Humedad, y fríos sostenidos por debajo de 10º sin llegar a 0º. El grado justo durante varios días, para causar en la variedad BOBAL, una bien llamada Marchitez Fisiológica, o “filage” que les hace doblar el cuello a las uvas y secarse en pocos días. Que les pregunten a nuestros vecinos de Camporrobles, población de acusada altitud sobre el resto.
Junta a todo ello, la humedad reinante y los daños producidos en los brotes verdes, que han favorecido la entrada de hongos en la savia. En definitiva, un caso de urgencia que nos hace temer que no será un año encantador, desde luego. Los viticultores están empleándose a fondo con sus máquinas de pulverizar y habrá pocas vides que no sean “bautizadas” estos días. “Bufandas en las vides” las hemos puesto virtualmente en la imagen, pero casi, casi.
Hemos sido un poco irónicos en nuestra imágenes, pero el cuerpo nos pedía hacer cualquier cosa menos echarnos a llorar.
Dice el refranero: Año Bisiesto ni viña ni huerto. Resultó bisiesto el año 2012 y el refrán, vitivinícolamente hablando no acertó. Hay otro que dice. Año de Brevas no lo veas. Brevas ya hay más que hojas en las higueras. Espero fervorosamente que se equivoque igual que el anterior.