Sorprendente pero cierto . Una noche de verano a las 23 horas, casi a punto de cerrar el día 28 de agosto, del caluroso verano de 2009, un verano que recordaremos, pues la uva echa humo en los campos y el azúcar de la misma está casi tostado. Pues en ese año de ardores sin igual, dicen por la calle que hay Jazz en la Alameda de Utiel a las 23,30h. Nos dirigimos a la parte baja de la Alameda, la bella Alameda de Utiel del siglo XXI que últimamente siempre está llena de ciudadanos y, efectivamente, encontramos un tablado en la parte más cercana al río. Sillas en dos bloques alineadas frente al escenario y gentes que se sientan tímidamente en ellas. El pasillo central es el lugar que sirve de “escenario” a músicos de oído, es decir, los concejales de un grupo político, que me da en la nariz que tienen que ver bastante con este tipo de actos, pues felicidades. Miran si se llenan las sillas mientras deslizan sus palabras alrededor y de lado o hacía abajo, casi nunca las dice de frente. Deben pensar que alguien escucha o ¿espía? vete tu a saber. Éste más que cálido verano hemos visto cosas ciertamente radicales. Gripe con vocales. Escuchas que dicen que hacen, pero que nadie ha visto. Textiles de todo tipo. Esposas sin ceremonia civil, pero colocadas de frente y cogidas al mismo brazo. Un país vasco donde parece que se entienden los que en parte alguna lo hacen, y Jazz, vamos a escuchar una noche de Jazz en Utiel. No es corriente, no es frecuente, pero parece interesante. ¡Ojalá haya muchas noches de Jazz en Utiel, de Jazz y de cultura, hace una falta tan grande como los polifenoles a la uva en un verano tan caluroso en que la maduración alcohólica ha sido como una estampida de animales, desbocada y casi descontrolada. Ahora falta la estampida que forma la gente para recogerla, y luego la estampida que forman los inspectores de trabajo para coger a la gente que coge la uva. Es toda una sucesión de estampidas que se corta normalmente en la estampida que debíanformar los compradores de los vinos una vez elaborados. Esa se ve cada 100 años como algunos eclipses. Y si la miras muy de frente y fijamente te destroza la retina, con lo cual toca mirarla rápido y de forma fugaz. La única manera de ir rapidito negociando los precios, eso suponiendo que se produzca. Un plantel de músicos, muchos de ellos de Utiel, que hicieron las delicias del respetable, durante dos horas al menos. Hasta la Luna salió de su agujero y lució encima del escenario, fue la única que pudo hacer una foto de “picado”, el resto hicimos lo que pudimos y dejamos una muestra. Enhorabuena a tanta maestría con los instrumentos.